Apellidos castellanizados. Los apellidos castellanizados son
aquéllos que no tienen un origen hispano, pero que con la influencia del castellano fueron transformándose
con una grafía o gramaticalmente a lo más parecido en la fonética española; lo más común
es debido a la presencia de algún individuo de un linaje extranjero radicado en España o sus antiguas
colonias.
También son castellanizados algunos apellidos de procedencia indígena, siendo común que algunos apellidos
fueran adaptados a otros ya existentes debido a que tienen una fonética
similar.
Al igual que la toponimia, los apellidos catalanes y especialmente los
gallegos han sido en gran parte castellanizados debido a la similitud de estas
lenguas. A veces con acierto en la traducción: Branco > Blanco, y otras con
graves errores etimológicos: Freixeiro (fresneda, lugar poblado de fresno) >
Freijeiro. Ejemplos:
Acuña: del portugués Cunha
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Cousiño: del portugués Cousinho (primo)
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Farías: de origen portugués (Fariao)
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Villarino: del gallego Vilariño
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Guiñón: procede del francés (Guignon)
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Sotelino: del gallego Souteliño
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Hasbún: apellido de origen árabe
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Guiñazú: del francés
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Jara: del árabe "lleno de
vegetación"
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Seijo: del gallego Seixo
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Carbajo: del gallego carballo
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Jufré: del normando Geodfrey
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Letelier: del francés L'Hôtelier
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Mascareñas: del portugués Mascarenhas
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Medina: voz árabe
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Moctezuma: emperador Azteca
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Morandé: del francés Morandais
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Penroz: del francés Penrosse
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Rubilar: del francés Roubillard
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Trisera: del portugués Teixeira
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