Al ver que la fuerza
de las armas no lograba avanzar la conquista con suficiente rapidez,
el gobernador de Nueva Vizcaya, Rodrigo del Río Lozales se propuso
pacificar Sinaloa y por ello solicitó en 1589 al Virrey y al
Provincial de la Compañía de Jesús el envío de sacerdotes
Jesuitas como misioneros a Sinaloa.
Este
sistema fue el que se propuso para el Norte ya que el esclavizante e
injusto método de la Encomienda usada en el centro-sur del país no
se veía posible que funcionara con los aguerridos e insometibles
pueblos del Norte-Noroeste, quienes preferían morir en lucha que
pasar a la esclavitud y servilismo.
Se escogió a la compañía de Jesús (Jesuitas) para llevar este
modelo en el Norte por varias razones:
- Sus integrantes se consideraban como “los hombres del Papa” por su fidelidad absoluta en la propagación de la fe católica,
- Además de tener un recio corte militar poseían en la mayoría del grupo una alta erudición científica, lo cual
- En su conjunto le daba al Jesuita un perfil único para esta obra.
Así
fue cómo en 1591 llegaban los primeros dos misioneros, Martín Pérez
y Gonzalo de Tapia, y un año más tarde les seguían Alonso de
Santiago y Juan Bautista de Velasco. Siendo su primer arribo a la
Villa de San Felipe y Santiago de Sinaloa (hoy Sinaloa de Leyva).