La mayoría de estos recursos se encuentran físicamente
en las parroquias o concentrados en las sedes eclesiásticas asignadas para ello
por la Iglesia, que es el caso de los libros de registros antiguos; por otro
lado también se cuenta con los libros de registros de las oficinas del Registro
Civil de los estados que conforman la geografía mexicana.
Ahora el acceso a esa información es realmente difícil
cuando se trata de buscar antepasados principalmente porque no existen políticas
que permitan el fácil acceso a la información para el público y en buena medida depende de la amabilidad del funcionario o responsable en turno.
También otro factor es que no tenemos datos
suficientes de nuestro antepasado que queremos investigar, y por ende no
sabemos cómo empezar cuando se tiene la suerte de pararse en uno de esos
lugares y el encargado nos pregunta, por ejemplo, y ¿de
qué año estamos hablando?; pero los datos ahí están y estoy seguro que hay mucho
que quisieran tener una oportunidad de poder hojear dichos libros en búsqueda
de datos de sus ancestros.